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Se trata de un pequeño cicadélido de apenas un par de milímetros, de color verde claro. Los adultos se instalan generalmente en el envés de las hojas y zonas sombreadas, huyendo de la luz cuando las hojas son giradas y expuestas al sol. Las larvas y ninfas, del mismo color, se desplazan de forma lateral y también buscan las zonas sombreadas con rapidez.
Los adultos saltan al verse amenazados y al hacerlo, golpean de forma característica las hojas.
Por lo general se presentan en forma de rodales localizados en zonas abrigadas y protegidas de los vientos fuertes. Sus daños más graves se manifiestan en frutos que precisan ser desverdizados, aunque en el caso de ataques severos, también los madurados de forma natural muestran síntomas claros de los daños.